ENTREVISTA

Entrevista a Fabián Naparstek

Interview with Fabián Naparstek

 

Psicoanalista Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Analista de la Escuela (AE) de 2002 a 2005.
Psychoanalyst, Member of EOL and WAP, Analyst of the School from 2002 to 2005

 

 

Fabián Naparstek

Resumen: “La idea de ‘enganches y desenganches’ con el Otro es fantástica para pensar las toxicomanías, independentemente de las psicosis ordinarias”.
Palabras claves: toxicomanías, psicosis, enganches y desenganches
Abstract: “The idea of ‘hooks’ and ‘shutdowns’ with the Other is fantastic to think drug addictions, independently of ordinary psychosis”.
Keywords: drug addiction, psychosis, hooks and shutdowns

 

Marcos Fina: La idea es hacerte algunas preguntas sobre la articulación, si se puede decir así, entre toxicomanía y psicosis. Y, como disparador del tema, te pido si podés decir algo sobre la «tesis de ruptura» o «formación de ruptura» de la que habla Éric Laurent, referida a la famosa frase de Lacan «La droga permite romper el matrimonio con el falo» (LACAN, 2016, p. 21).
FN: La primera cuestión es el binomio «toxicomanía – psicosis», y vale la pena decir qué es esto que todo el mundo reconoce. Yo creo que se trata de un trabajo, de una elaboración colectiva, la de plantear que la toxicomanía puede tener un lugar en la neurosis, en la psicosis o en la perversión. Hoy esto es el ABC, y muchos psicoanalistas –tanto de la Orientación Lacaniana, aunque no sean del Campo Freudiano, como freudianos o lacanianos de la nebulosa, etc.– lo dan por sentado, pero para esto hizo falta hacer un trabajo y vale la pena subrayarlo, pues no iba de suyo. Trabajo que hizo el TyA desde un comienzo. La segunda cuestión es que hubo una época dentro del Campo Freudiano donde se ligó más la toxicomanía a la perversión, de un toxicómano que se excede y que pasa los límites, con ciertos episodios perversos a partir del consumo, episodios que pueden acontecer en cualquiera de las estructuras, podría ser una neurosis, una psicosis o mismo una perversión. Eso también vale la pena subrayarlo porque fue toda una época de la elaboración que se hizo dentro del Campo Freudiano, y también hay trabajos sobre el asunto, que yo recuerde Bernard Lecoeur, Hugo Freda, y Jesús Santiago, quien tiene toda una cuestión alrededor de esto en su tesis de doctorado (PACHECO, 2016, p. 47). Es decir, que hay todo un trabajo en el Campo Freudiano alrededor de la cuestión de la toxicomanía y la perversión. Respecto de la toxicomanía y la psicosis tenemos una gran cantidad de trabajos y de casos clínicos, pero, efectivamente – ahora sí voy a este punto de tu pregunta–, es Éric Laurent quien alerta, no tanto sobre qué pasa en la toxicomanía y la psicosis, sino que la tesis de la ruptura no podría servir para los casos de psicosis, que puede ser una muy buena tesis, pero que tiene que ser una tesis para la neurosis. En cambio, en la psicosis partimos de la idea de que algo ya está desligado desde el vamos. ¿Entonces cómo plantear una ruptura? Este planteo de Éric Laurent está en un texto que creo que es del año 1994 y está publicado en una de las primeras Pharmakon(LAURENT, 1995). Lo que pone en el horizonte es cómo pensar el lazo de la toxicomanía con la psicosis, suponiendo que entendemos lo que implica la ruptura con el falo, y decimos: Bueno, eso está muy bien, pero está muy bien para la neurosis. Ahora ¿cuál es el lazo propio de la psicosis y la toxicomanía? Él da algunos ejemplos en ese texto (LAURENT, 2017) son viñetas que muestran cómo hay un lazo, un anudamiento, por ejemplo, del consumo con el delirio. Después tenemos trabajos –yo mismo en mi tesis de doctorado lo he tomado, donde hay toda una parte en la que trabajo especificidades de la toxicomanía para la paranoia o para la esquizofrenia– donde la droga puede cumplir una función de anudamiento alrededor de un delirio o, en el caso de la esquizofrenia, como un remedio que toma el sujeto para aplacar la invasión de goce.


MF: Justamente en esos casos Éric Laurent dice que no serían toxicómanos porque, al menos en los ejemplos que presenta, utilizarían el tóxico en una función de lazo con el otro
(LAURENT, 2017).
FN: Está bien, entonces el problema sería cómo definimos a la toxicomanía. Los colegas Belgas del Campo Freudiano tienen una tesis muy fuerte: el verdadero toxicómano es psicótico. Es decir, que llevado en esta línea histórica que trasciende un poco nuestra elaboración en el Campo Freudiano, donde lo primero fue desligar la toxicomanía de las estructuras, luego fue trabajar la toxicomanía y la perversión y después desvincular la posible toxicomanía en una psicosis de la tesis de la ruptura; hay algunos psicoanalistas de nuestro campo que plantean que la verdadera toxicomanía se da en la psicosis, con ciertas salvedades que hay que hacer, que tenemos una práctica de consumo toxicómano bien diferente en Europa y en América del Sur; y, especialmente, lo que ha marcado esa diferencia es la práctica de inyectarse algunas sustancias de manera intravenosa, que no es una práctica habitual en América del Sur, aunque existe. El tipo de práctica que se realiza cambia un poco la cuestión sobre a qué estamos haciendo referencia cuando marcamos la línea divisoria entre lo que sería un verdadero toxicómano y otro que no lo es, pero, en todo caso, uno podría distinguir estos campos sin llegar a la definición de lo que sería un verdadero toxicómano. Tendríamos que hacer un seminario entero. Mauricio Tarrab decía que el verdadero toxicómano es como el Yeti: todo el mundo habla del Yeti, uno lo puede ir a buscar a la Antártida, pero ¿dónde está? Podríamos decir que unos usan la droga para enlazarse al Otro y otros la usan para desenlazarse del Otro. Tenemos muchos más usos, pero hay al menos dos usos de la droga. Ahora bien, eso acontece en cualquier estructura. En la psicosis, alguien puede usar la droga para enlazarse al Otro y a veces para desenlazarse del Otro. Para tomar los términos que usa Miller en Las psicosis ordinarias: enganches y desenganches. Y que alguien hace uso de la droga para engancharse al otro, pero, en ese uso maníaco, termina desenganchándose del otro, más allá de que aparezca como un enganche.


MF: En una clase tuya publicada (NAPARSTEK, p. 41) ponés el acento en el permite, dando a entender que puede ser que se produzca el desenganche o no con el falo o con la significación fálica.
FN: Sí, Miller dice especialmente con el Otro, que no es sólo con el falo, y con el Otro sexual dice Miller, en su texto Para una investigación sobre el goce autoerótico (MILLER, 2015, p. 25). Allí plantea que habría que hablar del desenganche y utiliza una referencia muy francesa, que es la de una «insubordinación al Otro sexual», dice Miller, porque es una referencia a algo que hacían los jóvenes franceses especialmente en una época para zafar del servicio militar. Antes de ir se picaban los brazos, no eran toxicómanos necesariamente, pero se picaban los brazos, entonces cuando iban a la revisación médica los médicos los veían con los brazos picados, porque si se determinaba que era toxicómano quedaba fuera del servicio militar. Entonces lo llama insubordinación al Otro sexual. Es interesante porque hay algo de quedarse afuera del Otro, de no aceptar las reglas del Otro, de un rechazo al Otro radical. Ahora bien, a mi gusto la idea milleriana de «enganches y desenganches» con el Otro es fantástica para pensar las toxicómanas, independientemente de la psicosis ordinaria. Ruptura parte de la idea de que hay algo previamente ligado, por eso la ruptura con el pequeño pipí. Pero hablar de enganches y desenganches y decir el Otro sexual es mucho mas amplio y permite abarcar una gama de fenómenos mucho mas amplia y más sutil que la de ruptura con el falo o con el hace pipí.


MF: La idea de ruptura está mas en relación con la primera enseñanza de Lacan, mientras que enganches y desenganches está mas en línea con una perspectiva donde la primacía de lo simbólico ya no es tal y que en todo caso la función del Nombre-del-Padre es una entre otras para tramitar o regular el goce.
FN: Sí, haciendo la salvedad que esa indicación lacaniana es bastante tardía, del `74. Es el último Lacan. Habría que precisar a qué se refiere con ruptura del cuerpo con el pequeño pipi, esa es la referencia. Pero sí me parece que, ajustándolo a cierta idea de Miller de hablar de enganches y desenganches, da una mayor amplitud, teniendo en cuenta que la ruptura con el falo puede acontecer más allá de que esté instalado el Nombre-del-Padre, esa es la idea de Lacan del P0 y Φ0, eso habría que desarrollarlo. Pero sí me parece que esa clínica de los enganches y desenganches es muy útil para la toxicomanía más allá de la estructura, y especialmente en la psicosis. A mi gusto amplifica la clínica y la hace más sutil. Y, por otro lado, pensar la clínica de esta manera es una advertencia central. ¿Por qué vamos a ir a tocar el consumo de una persona sin saber qué función cumple? La prudencia necesaria de un analista de diagnosticar, no solamente neurosis, psicosis y perversión, sino qué función tiene ese consumo para esa persona antes de ir a pedir una abstinencia en nombre de no se sabe quién, cuando quizás ese consumo tiene el valor de anudamiento que no necesariamente hay que tocar.


MF: ¿Se puede pensar la estructura a partir de la función del consumo?
FN: Bueno, es lo que en la tesis también he planteado. Tengo una posición contraria a cierta historia de la psiquiatría que ha planteado bastante extensamente –y ciertos psicoanalistas también– que el consumo tapaba la estructura, especialmente porque, por ejemplo, el consumo de cocaína genera ciertos delirios persecutorios, entonces no se sabía si eran delirios persecutorios debido a un momento de consumo o porque era un paranoico. A mi gusto es todo lo contrario: si uno logra ubicar cuál es la función de la droga en el sujeto ahí encuentra la estructura. Eso no quiere decir que sea simple, lo que estoy planteando no es que en dos sesiones ubicamos la estructura. A veces puede ser difícil y llevar mucho tiempo, pero la función de la droga se anuda a la estructura. Entonces, si uno logra ubicar eso, también da un dato central en la estructura, lo que es claro es la necesaria prudencia que hay que tener con cualquier toxicómano antes de reducir o sacarle la droga, pedirle una abstinencia, cuando a veces puede llevar a lo peor. Más bien, lo plantea Lacan, la abstinencia tiene que ser la abstinencia del analista.


MF: ¿Cómo pensamos psicosis y toxicomanías cuando nos referimos a psicosis no desencadenadas o psicosis ordinarias?
FN: Un dato que me parece central para orientarse en esto, y especialmente en la época actual, es la variación que plantea Miller respecto del goce. Miller habla de la omnipresencia del goce en la época actual. Uno podría distinguir una época del Nombre-del-Padre donde encontramos un goce localizado, el Nombre-del-Padre es una especie de localizador del goce que determina dónde sí, dónde no, y después tememos todas las variantes que puede hacer un sujeto con eso: si goza de la transgresión, si goza del status quo, lo que sea. Y en la época actual tenemos esta omnipresencia del goce, donde el goce aparece por todos lados. En este sentido se podría decir que en algunos casos la droga podría ser una manera de localizar el goce. Si se goza cuando se consume, eso daría una alternancia: goce consumido, y cuando no se consume no hay goce, pero a su vez eso puede irrumpir por todos lados, y la demanda que a veces tememos de ciertos sujetos de localizar, de encauzar eso. Se verá qué elementos tenemos en la estructura o con qué herramientas contamos para poder localizar ese goce, para ceñirlo.

 

Referencias bibliográficas:
LACAN, J.: Cierre de las jornadas de estudio de carteles de la Escuela Freudiana, en Pharmakon Digital 2, 2016.
PACHECO, L.: Reseña del libro de Jesús Santiago La ruptura con el goce fálico y sus incidencias en el uso contemporáneo de las drogas, en Pharmakon Digital 2, 2016.
LAURENT, É., en Sujeto, goce y modernidad I. Fundamentos de la clínica. Buenos Aires, 1995.
LAURENT, É.: Tres observaciones sobre la toxicomanía, publicado en este volumen de Pharmakon Digital.
El Yeti: el abominable hombre de las nieves. [N. del entr.]
MILLER, J.-A. y otros, Psicoanálisis aplicado a las toxicomanías, capítulo “Psicosis ordinarias y toxicomanías” de Fabián Naparstek, pág. 41: “Se trata de la idea que la droga permite romper con el falo. Subrayo el permite porque deja abierta la posibilidad de que lo logre o no lo logre, y no quiere decir que ocurra siempre”. [N. del entr.]
MILLER, J.-A. “Para una investigación sobre el goce autoerótico”, en Pharmakon Digital 2, 2016.