Editorial – Marzo 2025, Núméro 5

Editorial – Marzo 2025, Núméro 5

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Marie-Françoise de Munck y Éric Taillandier, con Gloria Aksman, Nelson Feldman, Ève Miller-Rose, Fabián Naparstek, Nadine Page, Giovanna Quaglia y Pierre Sidon

El aforismo de Lacan Todo el mundo es loco, es decir, delirante[1], tomado como tema del XIVº Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, nos ha vuelto sensibles a lo que delirar quiere decir según la orientación lacaniana. Más allá de toda consideración en cuanto a lo normal o a lo patológico, delirar es propio del ser hablante, del parlêtre. Cada uno con su ventana a lo real, su ficción, sobre un fondo de imposible a servirse enteramente de lo que pulsa en sí y desborda en una relación al partenaire. Esta disarmonía implica un resto fuera de sentido con el cual tenemos que vérnoslas. Ante la angustia suscitada por el exceso de goce en el cuerpo y el enigma del deseo del Otro, algunos construyen un delirio en sintonía con los discursos heredados o en boga, o sueñan su vida en nombre de un ideal. Cuando no hay recurso a ningún discurso que haga lazo, otros se ven confrontados a un real invasivo, con el riesgo de cortar toda tentativa de sutura significante.

Los participantes de la red TyA brindan atención, en institución o en consultorios, a los sujetos que adoptan esta posición más o menos radical de ruptura. La experiencia toxicómana “no es […] una experiencia de lenguaje, sino, por el contrario, lo que permite un cortocircuito sin mediación”[2], indica Jacques-Alain Miller. “La droga aparece como un objeto que concierne menos al sujeto de la palabra que al sujeto del goce, en tanto ella permite obtener goce sin pasar por el Otro”[3], continúa.

La práctica contemporánea del chemsex resuena particularmente con este enunciado que funciona como brújula. Tratar de localizar el goce en el producto permite desubjetivar la relación sexual haciendo uso del órgano. Más ordinariamente, se sabe que el consumo de tóxicos se banaliza cuando se trata de salir de fiesta a los fines de lograr cierta desinhibición subjetiva, favoreciendo en ocasiones el encuentro de los cuerpos. ¿Sería el recurso al tóxico un intento de salir de los impasses de la palabra, escapando así de la angustia de castración, del enigma del deseo del Otro, en beneficio de otro tipo de goce? Si el delirio es universal porque hablamos, entonces: ¿delirar o intoxicarse?

La diversidad de los usos de las drogas, regulados o desenfrenados, nos enseña sobre las diferentes maneras de no consentir la palabra y, por ende, al delirio. ¿Se trata de favorecer un goce loco, ilimitado, dejando el cuerpo a la deriva, desamarrado del Otro? ¿O bien de localizar un goce según anudamientos específicos, permitiendo restaurar ciertos apoyos del sujeto para que pueda mantenerse en el lazo social? En esta perspectiva, el consumo de droga, ¿se sitúa en una trama significante como un esfuerzo de nominación o de construcción simbólica? ¿Recubre un fenómeno alucinatorio para limitar su efecto devastador? ¿Da consistencia a una identificación más aceptable en el plano imaginario? ¿Cómo responde al sentimiento de vacío interior, incluso al real traumático?

Si la apuesta de la transferencia del toxicómano al psicoanálisis consiste en trocar a minima el uso de drogas por la toma de palabra, ¿se trata entonces de comprometer al sujeto toxicómano a sostenerse en una forma de delirio que lo reanude al lazo social de una manera más vivible?

Pharmakon Digital publica los textos de las intervenciones del Coloquio internacional de TyA sobre “Delirio o tóxico”, en ocasiones, afinados en el après-coup de las discusiones que allí tuvieron lugar. Frutos de un trabajo en el seno de diferentes grupos de la red TyA, estos contribuyen a aclarar nuestra práctica con los “adictos desenganchados”, la puesta en cuestión de la voluntad de las políticas de salud pública de “ablación del delirio y del tóxico” y un abordaje que podría consistir más modestamente en “sostener un delirio, sustraer del tóxico”. Estos textos, precedidos de una conversación de apertura, componen la primera parte, seguida de un texto de orientación de J.-A. Miller, “La droga de la palabra”.

La segunda parte de este número 5 invita, mediante una primera selección de extractos de textos mediante la iniciativa de Tomás Verger, a poner al trabajo, de aquí en adelante, el tema del próximo Congreso de la AMP, “No hay relación sexual”, en la red TyA del Campo freudiano. Recordemos que los grupos TyA acogen con agrado nuevos participantes que se interrogan sobre su práctica en torno a adictos, toxicómanos y alcohólicos y que desean contribuir a la investigación. ¿Cómo operamos a partir del aforismo de Lacan, “No hay relación sexual”, en nuestra práctica? Las tentativas de responder, o de no responder a ese nivel, que los sujetos buscan a partir del consumo de drogas y de alcohol, ¿qué nos enseñan?

 


[1]  Lacan, J., ¡Lacan por Vincennes!, Revista Lacaniana n. 11, Buenos Aires, Grama, 2011, p. 7. Texto reeditado en: Scilicet Todo el mundo está loco, Buenos Aires, 2024, p. 21.
[2]  Miller, J.-A., “La droga de la palabra”, publicado en este número 5 de Pharmakon Digital.
[3]Ibid.
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