La interpretación: ¿tiene peso frente a lo real?

La interpretación: ¿tiene peso frente a lo real?

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Nadine Page (Bruselas, Bélgica)

Los casos presentados en esta secuencia, enmarcada en este coloquio[1], nos llevan a interrogar el consumo – de drogas, alcohol o medicamentos – cuando éste se convierte en una adicción severa por los efectos que el usuario busca en dicho consumo. Muy a menudo, lo que se descubre es que para el usuario se trata de cortarse por la vía química y sus efectos sobre el cuerpo, cortarse de un insoportable que no encuentra alojamiento en los desfiladeros significantes.

Este insoportable puede tomar distintas modalidades de las que los sujetos dan testimonio; éstas tocan, más a menudo, el cuerpo o el lazo con el Otro. El cuerpo está habitado por una cierta agitación que no encuentra regulación (“ser turbulento”), o por una apatía que se traduce en la ausencia de todo deseo, de esa dimensión que empuja a “avanzar en la vida”. El lazo al Otro se experimenta como invasor, incluso persecutorio o enigmático; sin embargo, el sujeto puede consagrarse a ello hasta el agotamiento. Sucede también que el consumo viene a moderar las alucinaciones que se presentan discretamente.

El uso del producto aparece entonces como una tentativa de tratar estas manifestaciones, ya sea que se trate de separarse del Otro, o, por el contrario, de incluirse en él; para adormecer las manifestaciones del cuerpo o acallar las voces, incluso por el efecto de la molécula.

Ciertas adicciones, la toxicomanía, conducen a estos sujetos a poner en peligro las investiduras que aseguran su inscripción en el lazo social, o incluso aquello que los mantiene con vida. La salud está en juego a veces hasta el punto de riesgo vital. Para algunos, la pendiente suicida está apenas velada.

Ellos dan testimonio de la insistencia de un real que los invade y de la ausencia de un recurso posible por parte del sujeto al no poder apoyarse en una construcción fantasmática que arraigue este goce fuera de discurso.

En consecuencia, podemos concebir el consumo, en estos casos de adicción severa, como un medio de ruptura con el inconsciente. Esto no es sin evocar la estructura del pasaje al acto, en la medida en que el sujeto rechaza allí los equívocos de la palabra. El mismo sale de la escena del reconocimiento respondiendo a este goce que lo habita por su propia eyección del campo del Otro para alcanzar su ser de objeto[2].

La repetición incluida en el comportamiento adictivo, reiteración del mismo gesto, no toma en nada al sujeto[3]. Esta reiteración que da cuenta de la ruptura con el inconsciente es testimonio tanto de la insistencia de este real, como de la ausencia de respuesta posible del sujeto al margen de este adormecimiento o de esta “vitalización” química del cuerpo.

Entonces, ¿qué margen de maniobra para los intervinientes que se orientan por el psicoanálisis?

Los diferentes casos presentados nos mostraron la inventiva de los practicantes durante sus encuentros con estos consumidores. Frente a este real insistente, se trata de tener el peso suficiente para introducir otra modalidad de tratamiento – que el de la ruptura repetida y salvaje – con el campo de la palabra.

La instalación de la transferencia y con ella, la creencia en la operatividad de un dispositivo que exige el habla como tal, requiere de una primera operación por parte del practicante. Se trata, en efecto, de deslizarse entre el sujeto y el producto, entre el sujeto y su propio eclipse programado para reintroducir allí la posibilidad de una palabra válida que demuestre sus posibles efectos. Muy a menudo, esta palabra debe incluir por sí misma una forma de tratamiento de ese real que invade al sujeto.

Diferentes ocurrencias fueron expuestas.

Así, para varios de ellos, fue necesaria la aparición de otra modalidad de real para producir un primer cese del consumo y provocar la demanda de ayuda: una enfermedad, la proximidad de la muerte, la pérdida de un vínculo importante, la exposición al peligro de seres queridos, etc. Esto, sin embargo, no es suficiente respecto de un tratamiento que incluya la dimensión subjetiva.

Una operación suplementaria fue necesaria por parte del interviniente. Esta requería que se produzca una respuesta que tenga en cuenta y, más precisamente, que incluya una parte de ese real propio de este sujeto. Para ello, tuvo que introducir las coordenadas que dan cuenta de eso que hizo acontecimiento y que provocó el cese del consumo o la petición de ayuda.

A veces, esto requiere el apoyo de un dispositivo institucional que ponga en acto, en la realidad, esta distancia con el objeto de consumo.

A su vez, un dispositivo de palabra que aloje las coordenadas singulares de esta puesta en acto por parte del sujeto que también se revele como capaz de producir efectos. De este modo, en un caso, se trataba de aceptar la demanda de ser visto muy regularmente, todos los días durante un momento, para sostener la interrupción del consumo. La presencia cotidiana del interviniente resultó necesaria para sostener la transferencia y la separación con el objeto de consumo.

El practicante orientado por el psicoanálisis lacaniano no desconoce la necesidad, en ciertos casos, en ciertos momentos, de dispositivos institucionales que propongan y soporten una separación del consumo; a condición de no contentarse con ello. Se trata de no perder la oportunidad para que el sujeto capte las coordenadas de ese real que lo habita. Se trata de que se construyan con él otras formas de aparejarlo que no sean recurrir a un objeto que tramite este real sólo temporalmente y que lo reconduce allí muy rápidamente.

 

Traducido por Cecilia Scovenna y Tomás Piotto

[1] Apertura del 3° Coloquio Internacional TyA: Adicciones: ¿Rechazo o elección del inconsciente? Efectos de interpretación en los tratamientos por la palabra en toxicómanos; que se llevó a cabo el 14 de mayo de 2022..
[2] Miller, J.-A. Jacques Lacan: remarques sur son concept de passage à l’acte, Mental 17, Face au suicide: la psychanalyse, abril 2006.
[3]  Miller, J.-A. Leer un síntoma, http://ampblog2006.blogspot.com/2011/07/leer-un-sintoma-por-jacques-alain.html.

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