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A hole in universal speech, the socielo and the sexual insubordination in drug addiction
Renato Carlos Vieira[1] (Vitória, Brasil)
Resumen: el texto da cuenta de interrogaciones sobre las toxicomanías a partir de la ultimísima enseñanza de Lacan. En esta ultimísima enseñanza, Lacan presenta una nueva perspectiva para el inconsciente. ¿De qué manera el inconsciente real nos puede ayudar a pensar el problema de la toxicomanía en el siglo XXI? Creemos que esa pregunta puede orientar una nueva perspectiva clínica con las toxicomanías.
Palabras claves: inconsciente real, experiencia analítica, toxicomanía, discurso universal
Abstract: the text raises questions about drug addiction from the very last teaching of Lacan. In this very last teaching, Lacan introduces a new perspective to the unconscious. How can real unconscious help us think thru the problem of drug addiction in the XXI century? We believe that this question can give a new clinical perspective with addicts.
Keywords: real unconcious, analytical experience, addiction, universal speech
¿Cómo la experiencia analítica puede articular el agujero que el inconsciente hace en el discurso universal, algo estructural descubierto por Freud, con la tesis de insubordinación sexual en las toxicomanías?
Sabemos que lo real es la respuesta sintomática de Lacan a la articulación freudiana del inconsciente. Así es que, de acuerdo a Miller, la enseñanza de Lacan constituye, en su conjunto, una respuesta al agujero en el discurso universal promovido por el descubrimiento de Freud. La ambición de esta enseñanza es la de repercutir el traumatismo de Freud (Miller, 2009, p. 11).
Este agujero en lo universal tiende a ser amortiguado por la cadena significante, produciendo una dialéctica que no excluye las repercusiones del traumatismo. La cuestión a ser investigada es si el problema del toxicómano se coloca del lado del lazo social intoxicado – el objeto a elevado al cénit social, o del lado de aquello que J. Lacan ubica como siendo las manifestaciones del inconsciente real – el corte, la desconexión entre el significante del lapso y el significante de la interpretación.
“Cuando el esp de um laps ya no tiene ningún alcance de sentido (o interpretación) tan sólo entonces puede uno estar seguro de que está en el inconsciente. Uno lo sabe, uno mismo.” (Lacan, 2003, p.567)
Miller nos dice que eso puede ser reconocido, pues el valor del sin-sentido fue desde siempre enfatizado y puesto en función por Lacan. Asimismo, es sorprendente en esta frase la disyunción entre el inconsciente y la interpretación, o sea, una exclusión entre esas dos funciones. Esa frase apunta al hecho de que un S1 no representa nada, no es un significante representativo. Esto ataca, afirma Miller, el principio de la operación analítica, una vez que el psicoanálisis tiene su punto de partida en el establecimiento mínimo, S1-S2 de la transferencia (Miller, 2009, p. 12-13).
Sabemos que esa articulación de un significante (S1) con otro (S2) produce un efecto de sentido que dice alguna cosa para todo el mundo, en otras palabras, de algún modo, todos llegan a darle un sentido a eso. Es así, dice Miller, que se movilizan los significantes en el inconsciente. En esta perspectiva, el inconsciente freudiano es el inconsciente transferencial y supone la ligazón entre S1 y S2.
En la ultimísima enseñanza, Lacan propone una nueva perspectiva para el inconsciente y, por consiguiente, para la dirección del tratamiento. Cuando dice que se tiene certeza de estar en el inconsciente cuando el espacio de un lapso no tiene ningún impacto de sentido o de interpretación, es decir, cuando no opera la transferencia, se observa una mudanza en la concepción de la experiencia analítica. Experiencia analítica que en la perspectiva del inconsciente transferencial opera a partir del sujeto supuesto saber. De acuerdo con Miller, el inconsciente real es el inconsciente como exterior al sujeto supuesto saber, es decir, exterior a la máquina significante que produce sentido a los borbotones. Ese inconsciente como real es homólogo al traumatismo. (Miller, 2009, p.18).
A partir de este escenario, surgen nuevas directrices para pensar la experiencia analítica con un toxicómano y las manifestaciones de las toxicomanías en el siglo XXI. En este sentido, podemos conjeturar las siguientes hipótesis: en los tiempos que corren, ¿el problema de la toxicomanía dice respecto a la ficción del Uno-Solo con el objeto droga o es un efecto del lazo social intoxicado, marcado por el ascenso del objeto a al cénit social? En otras palabras, ¿es un síntoma desarticulado de las estructuras de la ficción de la verdad y que presentifica un real que resiste e insiste o sus manifestaciones nos llevan a pensar en algo como la toxicomanía generalizada?
Sobre el ascenso del objeto a al cénit social, o socielo – un nuevo astro en el cielo social – es preciso subrayar el modo de gozar y la norma de la relación entre los sexos producido por el discurso de la civilización contemporánea. ¿Cómo abordar las consecuencias de este discurso de la civilización hipermoderna que dentro de otras cosas modifica los cuerpos, el matrimonio y la concepción tradicional de la familia?
Por otro lado, la cuestión de la insubordinación sexual en la toxicomanía, destacada por Miller en 1989 durante el cierre de las jornadas del grupo de investigación y estudio sobre las toxicomanías y el alcoholismo- GRETA -, apunta (para) una dirección de investigación que intenta dar cuenta del goce a-sexual. Que quede claro que en las toxicomanías el goce está puesto en un producto y no en las palabras.
Hace tiempo nos encontramos con situaciones donde, en la elección del partenaire-síntoma, la droga produce un goce autoerótico. Tal constatación nos lleva a abordar el fenómeno de la toxicomanía como un modo de gozar radical, muy anterior a las formaciones del inconsciente. En otras palabras, al evitar el problema sexual la droga llevaría a una solución como estrago.
Por lo tanto, a partir de la experiencia analítica ¿qué podemos decir de la relación del parlêtre con el objeto droga? ¿Cómo distinguir las manifestaciones generalizadas del ascenso del plus-de-gozar al cénit social de una aflicción peor que un síntoma?