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An absoloup tyrant
Jean-Louis Aucremanne. (Bruxelas, Bélgica)
Psicólogo clínico. Miembro de la École de la Cause Freudienne (ECF) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Responsable del Dispositivo para Internaciones Breves del Centro Enaden (para toxicomanías y adicciones). Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Libre de Bruselas.
Resumen: Un caso de toxicomanía tratado institucionalmente demuestra cómo la elección de la droga está condicionada por las coordenadas significantes.
Palabras clave: toxicomanía, estructura, significante.
Abstract: A case of drug addiction treated in institution demonstrates how the choice of the drug is conditionned by the significant coordinates.
Keywords: drug addiction, structure, significant.
En 1989 J.-A. Miller anuncia un programa de investigación: «En su punto de origen, la elección de la droga ¿no ha estado siempre condicionada por el significante? […] En todos los casos, la posibilidad del psicoanálisis pasa por el esfuerzo de deshacer la identificación bruta al “yo soy toxicómano”» (Miller, 1989, p. 138). Consiste en cernir las coordenadas de la droga en las de la estructura: en su raíz, el choque del significante con el cuerpo, y todas sus consecuencias de pérdida, de imposibilidad, pero también las manifestaciones concretas de la angustia, índice de la presencia real de un objeto enigmático. Aflojar las identificaciones que han anudado la relación –fijación– con la droga se verifica por los efectos de un bien decir que se replique favorablemente en la estructura.
Hace algunos meses, MD abandona nuestra institución, un centro de tratamiento para toxicómanos, agradeciéndonos calurosamente: «¡Me han salvado la vida!». ¿Qué es lo que ha operado en este caso?
La estadía en nuestro centro, así como en otros hospitales, comenzó y se repitió desde hace seis años. Su demanda era parar con la heroína, la cocaína y la metadona, puesto que quería emprender una formación como chofer de «transporte de carga pesada» [poids lourds]. Este proyecto (camionero) se mantuvo a lo largo del tratamiento, siendo la desintoxicación de la metadona la última etapa a franquear. ¿Es esto su «progreso», una suerte de larga rehabilitación decreciente? Esto es, en parte, cierto, pero hubo también otros franqueamientos marcados por la puesta en palabras de su sufrimiento subjetivo.
«Toxicomanía»
La formación de una toxicomanía tiene siempre una historia construida por rebotes, hallazgos, traumas. Entre sus once y doce años, MD tiene que vérselas con un cuerpo que cae luego de un accidente. A los once años, un grave problema de sobrepeso [surpoids] impone una operación de las caderas: nueve meses de hospitalización y de reeducación. Poco después, es atropellado por un auto. Esto requiere una hospitalización igual de extensa, pero, en esta ocasión, encuentra la morfina. No es sólo el dolor físico lo que trata con ella, sino también una «gran soledad» en su habitación: él mismo se administraba su morfina, bastaba con apretar el botón.
A los dieciséis años comienza a consumir cannabis y heroína e interrumpe sus estudios. Sus padres, que trabajan mucho, apenas controlan la situación. A los diecisiete años encuentra a su novia, que permanecerá con él durante dieciocho años. Ella lo calma, lo devuelve a la senda escolar. No consume más que los fines de semana. A los diecisiete años y medio asiste a la muerte de uno de sus amigos en un accidente automovilístico. Nuevamente, la droga ayuda para «olvidar el horror».
A los veinte años se hace detener por la policía a causa de su consumo. Esto oficia de corte.
A partir de allí se calma por un cierto tiempo, encuentra trabajo, se instala junto a su novia; aporta económicamente por ambos mientras ella estudia. Reduce su consumo a «una vez por mes».
Doce años más tarde, a los treinta y dos, es despedido de su trabajo a causa de una «reestructuración». La pareja se muda cerca de sus padres. Esta vez, es su novia quien se encarga de los gastos de ambos. Su consumo se torna regular, el dinero de la pareja se va en ello, los padres los deben ayudar financieramente. Es reconocido por la medicina como «deprimido». Se encorva bajo el peso de la culpa.
Dos años más tarde su novia lo abandona «sin decir nada», mientras él se encuentra hospitalizado por una rehabilitación. Éste «sin explicación» es una tortura para él. Se enclaustra en su habitación, duerme, consume, mira la televisión. Evita incluso a sus «compañeros de consumo» para no «consumir demasiado». Tiene por único compañero y sostén a su perro… Consume heroína «para no pensar en la separación», pero allí no encuentra ya «placer alguno». Es en este momento que nos contacta.
Famila
Las coordenadas del sujeto no pueden cernirse sin preguntar: «¿con qué Otro se ha relacionado?». Pregunta compleja, ciertamente, conlleva la posición que el sujeto ha podido encontrar, como elección, así como en relación con el goce del cuerpo. En este caso, el padre es portador más de ideales que de deseo: hombre exigente, es entrenador deportivo, un educador. La madre, «excelente cocinera», se vuelca más bien a la gordura, ¡rica en grasas! Ambos trabajan juntos, y, como hemos visto, apenas tienen tiempo para asegurar la continuidad escolar de sus hijos. MD tiene un hermano mayor diagnosticado desde sus dieciséis años por «trastorno bipolar». MD no puede decir sobre la «enfermedad» de su hermano mucho más que ciertas «crisis» que tiene cuando deja la medicación: amenaza de muerte a sus padres. Su novia, su trabajo han sido suplencias importantes, pero cuando las dos desaparecieron, MD se encontró sin recursos, caído.
El trabajo en la Institución
El trabajo en la institución no es un «psicoanálisis», pero puede orientarse por el psicoanálisis. Más allá de la focalización en un síntoma médico, se orienta por una «construcción del caso» que implica las coordenadas del sujeto, su relación con el Otro, o los otros, su relación con el cuerpo, con sus objetos de goce, que permiten situar sus tratamientos, sus tentativas de separación. Cuando decimos que la droga tiene una función, es también para manifestar a la vez su «demasiado» deletéreo y la tentativa de separación que encierra. MD consume droga para soportar el dejar caer. En este sentido, la droga es vital, ella es una «defensa», pero tan peligrosa como deletérea. La institución que se ocupará de la toxicomanía tiene una función crucial: hacerse sustituto de la droga, al mismo tiempo que mantiene este recurso a distancia.
Tratamiento de MD
Se trata ciertamente de ayudar a MD a separarse al menos un poco de un consumo deletéreo, desesperado. Utilizó el apoyo médico y sus propios medios terapéuticos tantas veces como le hizo falta, pero el tratamiento también fue un sostén para el sujeto. Me gustaría ilustrar esto mediante un encuentro que tuvo lugar durante su última internación. Testimonia haber sido crucial, incluso siendo la consecución de toda una serie de tomas de posición por su parte.
MD está a punto de obtener su permiso de «chofer de carga pesada». Ahora bien, su estadía se termina, desde el punto de vista administrativo, quince días antes de este plazo, y él viene a pedirme una prolongación. Según las reglas «administrativas», no se trata de una justificación «médica». Pero su preocupación es que no podrá estudiar tranquilamente si regresa con su padre, quien –dice él, equivocando la expresión– «ejerce un control absulobo». Utilizo entonces el equívoco de la lengua: «¿es un lobo?». «¡Oh –me dice él –, es peor que un lobo!».* Y, como confirmación, llega una llamada de teléfono de su padre para recordarle, en tono de reproche, todo lo que tiene que hacer. La conversación pasa luego a un cantor que le gusta mucho por sus letras comprometidas, de revolución. Tomo el partido de imprimir las letras de muchas canciones de este autor compositor, resaltando la fuerza y la pertinencia de sus propósitos de revolución. ¡Y sostengo su pedido de prolongación!
MD, al dejar la institución, me dice –con lágrimas en los ojos–: «¡Usted y su equipo me han salvado la vida!» Y me ofrece copias de los CD de este cantor que acompañó sus momentos de soledad. Desde entonces, se sostiene de entrevistas regulares con nuestro equipo de consulta: a partir de allí, le es importante sostenerse de la palabra, al menos para decir sus nuevos emprendimientos (paseos, refacción de su departamento, nueva novia), no sin ocasional alcoholización, pero limitada. ¡No hay milagro! Pero hay un acompañamiento efectivo que toma en cuenta lo que MD llama por sí mismo «mi sensibilidad por las palabras».
Traducción del francés: Maximiliano Zenarola
NOTAS
* El autor juega con la proximidad fonética entre absolu (absoluto) y absoloup (loup = lobo) en francés que, como tal, es intraducible al español. [N. del Trad.]