Usos del cuerpo en las toxicomanías

Usos del cuerpo en las toxicomanías

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Body use in drug addictions

Eugenia Flórez (Medellín, Colombia)
Analista asociada a la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), Responsable del Grupo de Investigación de Psicoanálisis con niños (GIPN)
Psychoanalyst associated to NEL, responsible for the Psychoanalisis with Children Research Group  

Resumen: El artículo aborda algunos elementos recuperados del texto Usos del cuerpo en las toxicomanías en la época del parlêtre, en el que se intenta sostener una tesis respecto al uso singular que hace el parlêtre del cuerpo, a partir de la noción de consistencia mínima que introduce Lacan al final de su enseñanza.
Palabras clave: adicción, cuerpo, goce autista, parlêtre.
Abstract: This article approaches certain elements recovered from the text Body use in drug addictions in the time of parlêtre, which attempts to support a thesis regarding the unique use of the body by the parlêtre, from the notion of minimum consistency introduced by Lacan at the end of his teaching.
Keywords: addiction, body, autistic jouissance, partlêtre.

Usos del cuerpo en las toxicomanías en la época del parlêtre (Flórez, 2016) es un texto que tras un recorrido epistémico intenta sostener una tesis respecto al uso singular que hace el parlêtre del cuerpo, esta tesis se enmarca en la última enseñanza de Lacan con la noción de consistencia mínima. El texto a su vez procura dar luces sobre el abordaje de las mismas desde el psicoanálisis de la orientación lacaniana.

La tesis central se apoya en la noción de goce Uno, goce autista que se soporta en el cuerpo. Tesis que podemos enunciar ahora de esta manera: El llamado toxicómano a falta de dejarse engañar por la equivocidad del significante, por el inconsciente rechazado como recurso de acceso al síntoma, nos permite verificar lo que Lacan señala respecto a que el goce, en todo caso, es goce del cuerpo. Las toxicomanías como las psicosis nos dejan ver de las maneras menos veladas que el cuerpo como territorio de goce esta puesto al uso, a su vez permiten verificar que hay un uso singular del cuerpo y que en ese uso singular es posible captar la consistencia mínima que a nivel del significante no es posible de captar en el nivel discursivo.

Proponemos que la noción de uso sea tomada como lo sugiere Lacan en el seminario 24, es decir, en oposición a lo interpretable vía el sentido. Introduce esta expresión pensando en el elemento mínimo de cuerda o redondel que, antes de ser interpretado esta dado al uso. Uso que supone un funcionamiento a la manera una pieza suelta. Habría que precisar que estos usos del cuerpo pueden pasar por un arreglo sinthomal o en muchos casos, pueden dar luces del traumatismo acontecido en el cuerpo, de manera singular y que por no anudarse se mantiene en la pura iteración adictiva en el parlêtre, pero que en todo caso, compromete al cuerpo vivo.

Contamos con el antecedente que deja ver la operación toxicómana propuesta por Mauricio Tarrab (2000) en el que se evidencia una verdad, que el goce rechaza el lazo. Rechazo que suele ser pensado como una desconexión significante. Pero lo que se ha advertido menos es que esa verdad tiene su raíz en lo real como bien lo enseña Lacan en el seminario 23 (2006), de donde se puede extraer la idea del Uno solo, del goce Uno, que no hace lazo; goce autista.

Esto nos permite entender que el Uno no es un número; como Uno también hay que pensarlo a la manera de la pieza suelta, del trozo o el cogollo. Una pieza que tiene el estatuto de absoluto, en la medida que no remite a nada, a ningún sentido. El ejemplo con Picasso nos resulta caro. La nariz, una pieza que no apunta a significar y que funciona a la manera de ese objeto de carácter absoluto que se atraviesa de cualquier forma en sus obras. La nariz de Picasso la podemos ver como pieza suelta en la obra, aunque al hacerla pasar por la máquina significante cobre múltiples sentidos; al fin y al cabo, cada uno lee con su fantasma. No era así para él, quien alcanzó a nombrarla como “quart de brie”, a quienes lo interrogaban al respecto.

Pensemos también en esa vieja película llamada El hombre del brazo de oro, en la que su mano hacía de un elemento, una pieza suelta a partir de la cual se pueden tejer historias de su adicción a la heroína o al juego; historias sobre la inhibición sintomatizada en el dolor, pero a la vez, es en el acto mismo cuando su mano toca la batería, un saber hacer se capta. No es un saber del hacer, es un saber hacer con. Produce así un efecto de anudamiento sorprendente que Frank Sinatra representa de manera excepcional. Es el tratamiento de eso esencial que es la pieza suelta, hecha no para ser leída y es lo que el parlêtre necesita para hacerse valer. Es lo que mantiene vivo al sujeto y ese trozo del cuerpo, en este caso, está sinthomáticamente comprometido.

¿Podríamos trasladar a la dignidad de pieza suelta otras partes del cuerpo a partir de las cuales el parlêtre se anuda a la manera como lo hemos expuesto? ¿Podemos, por ejemplo, aislar, recortar algo de lo vivo del cuerpo a través del objeto voz o mirada para acercarnos al parlêtre en su goce adicto?

Pensemos un poco por qué habría que ir tras las marcas de goce en el cuerpo, dado que al goce no se le encuentra en la consistencia del cuerpo como forma, y tampoco se le halla, dice Miller, en lo simbólico como agujero: “Subráyese que ese parásito, el goce, se añade entre el cuerpo y lo simbólico y si se quiere los anuda. Por eso Lacan habla de goce parásito como de algo real” (2013, p. 37).

Luego, “Esta consistencia se basa en la relación del parlêtre con su cuerpo. Hay aquí una relación. La relación que Lacan perdió en el nivel sexual, la relación cuya inexistencia en el nivel sexual formuló, reaparece en el nivel corporal” (Miller, 2013, p. 417).

Este es un punto central, aunque hemos de que confesar que esta afirmación resultaba totalmente oscura, ahora se presente algo más clara, es decir, no hay relación sexual, hay relación corporal. En todo caso, habría que tener presente que es sobre ese “no hay relación sexual” que aparece en primer plano el “hay relación corporal”.

El elemento mínimo es la consistencia localizada en una pieza del cuerpo, no en la imagen ¿cuál sería entonces la manera de proceder en el abordaje del parlêtre, que se caracteriza por hacer que tengamos que partir de “hay Un cuerpo” que se goza, un cuerpo vivo, consistencia primera del parlêtre?

No tenemos una respuesta acabada. Esta puesta en primer plano del cuerpo no solo como un cuerpo que goza sino, esencialmente, que hay un gozarse del cuerpo, supone un operara la manera de la pieza suelta, y a su vez, es una consistencia que tendría que orientar respecto al modo particular en que, para el parlêtre, el cuerpo está comprometido en el anudamiento sinthomático.

Partir del elemento suelto, del Uno, se soporta ya en la idea de un real que no se sostiene en la imposibilidad (no relación sexual) sino en la ex -sistencia. Este Uno no se refiere al orden de la representación puesto que “El Uno encarnado en lalengua es algo que queda indeciso entre el fonema, la palabra, la frase, y aun el pensamiento todo” (Lacan, 1981, p. 173). Ese Uno encarnado supone que no habría que ir a la representación; de hecho, esta desprovisto de la ambigüedad fonemática. Habría entonces esta forma del goce Uno, como elemento mínimo, en relación con lo simbólico pero al nivel de lalengua.

En este sentido las psicosis orientaron a Lacan respecto al real que interesa al psicoanálisis, por ello, otro trazo en estas líneas aproximativas a la tensión propuesta con la expresión usos del cuerpo, nos la ofrece la clínica con la psicosis, como lo señalábamos antes. Particularmente el esquizofrénico, quien ante la dificultad de servirse del cuerpo como unidad imaginaria se hace presente el hecho sintomático más observable, que el cuerpo es un montón de piezas sueltas, por lo que tiene que intentar arreglárselas con invenciones de las más singulares, como lo hace notar Miller en La invención psicótica. El esquizofrénico “tiene el sentimiento de estar fuera de su cuerpo, y es necesario inventar, tal como él lo dice, los recursos para ligarse a su cuerpo” (Miller, J.-A., 2007). El parlêtre, para poder usar su cuerpo, tiene que intentar ajustarlo con objetos como correas, bandas, uso excesivo de prendas de vestir, en fin.

Es complejo sin duda, decir qué es lo que anuda en cada caso, pero a la altura de los nudos “lo real en cuestión tiene el valor de lo que se llama generalmente un traumatismo” (Lacan, 2006, p.128). Más que un real imposible se trata de un real sin ley, que tiene además el valor de acontecimiento. La dimensión de imposibilidad es un imposible de escribir, salvo por una contingencia, un acontecimiento contingente. De allí que un real posible, es ese, que por una escritura dada a partir de un acontecimiento contingente, se puede captar como eso, un trozo de real.

Es esta la idea que nos permite pensar el cuerpo también como montón de piezas sueltas y que cualquiera de ellas puede funcionar a la manera de este Uno, elemento mínimo. Uno que no es numérico pero que puede llegar a tener una suerte de funcionamiento orientador. No sería demasiado arriesgado entonces que esta pueda ser una clave de lectura para pensar las llamadas psicosis discretas que proliferan hoy o quizás, simplemente estamos más despiertos a ellas en la clínica.

Referencias Bibliográficas:
FLÓREZ, E. (2016) Usos del cuerpo en las toxicomanías en la época del parlêtre, Ed. Grama, Buenos Aires.
LACAN, J. (2006). El seminario libro 23 El sinthome. Bs-As: Paidós
LACAN, J. (1981). El seminario libro 20 Aun en 1972-1973. Bs-As: Paidós
LACAN, J. (Inedita). Seminario libro 24 en 1976-1977 L’insu que sait de l’Une bévue s’aile à mourre. Versión de circulación interna 1988.
MILLER, J-A. (2007) La invención psicótica, en: Formas contemporáneas de la psicosis. Virtualia 16. Revista Digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Recuperado de:http://www.eol.org.ar/virtualia/016/ (10/07/13)
MILLER, J.-A. (2013) Piezas sueltas, 2004-2005. Bs-As: Paidós.
MILLER, J.-A. (Nov.2014) “El inconsciente y el cuerpo hablante”, en Revista Lacaniana nº 17, Ed. Grama.
TARRAB, M., SILLITTI, D. y SINATRA, E. (2000) Más allá de las drogas. Estudios psicoanalíticos. Sujeto goce y modernidad, nueva serie. Plural: Bolivia
Eugenia Florez

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